En la cirugía de aumento mamario, salvo que la intervención se realice a través de la areola, la glándula “no se toca” en ningún momento, sino que el implante se coloca en un plano inferior. En estas condiciones, no habría problemas para la lactancia, para la madre, ni para el bebé.
Si se accede atravesando la glándula, en ese caso teóricamente podría plantearse algún problema, sin embargo la práctica indica que es posible igualmente la lactancia, por recanalización de los conductos galactóforos seccionados.
El problema que puede ocurrir con la lactancia, a colación de lo que comentábamos anteriormente, serían los cambios que sufre el pecho. Ya que al aumentar y disminuír rápidamente de volumen, pueden aparecer estrías y hacer que “caiga” la mama sobre la prótesis, empeorando el resultado.
A veces estos cambios son reversibles, otras veces la paciente puede demandar un “retoque” para volver a “subir” el pecho a su sitio, en el que puede que no sea necesario tocar el implante.